domingo, 28 de mayo de 2023

XVII de San Isidro. Robleño acaba con el San Isidro "histórico" y da comienzo al de verdad, para el que quiera.


Sale el quinto, Aviador, ensillado, largo y tardo en el caballo. Flojea y aparece el verde (¿de VOX?) en los tendidos. Anda Fernando Sánchez hacia el toro como andan pocos toreros, es decir, como un torero. Le espera muy cerrado en tablas y el banderillero cada vez más cerca, hasta que arranca en cortísimo a la vez que el toro. Cuadra y clava reunido en todo lo alto uno de los pares de la feria. Sale como fue, andando.

También andando, con la mano en la zurda, se va Robleño hacia el toro bajo el 7. Nadie hemos visto al toro, muchos lo han protestado y, de repente, sucede. Tras unas quince tardes de tedio por el páramo de la posmodernidad, del gintonic y el insulto, ahí está, el Toreo, para el que quiera verlo. Y desde el principio, sin probaturas. Un toro y un hombre en vertical que para, manda, templa y carga la suerte. No sé cuántos naturales son, ni en cuántas series, pero cada uno nos levanta del asiento con el brazo en alto y un ¡Olé!. Cuánta belleza, qué verdad, cuán lleno el recuerdo, qué ilusión de detener el tiempo en lo durable. Qué queda tras esto de los Rufos, Rocas, Marines, Julis, Justos y Luques. Nada. Va Robleño con la derecha, y va más corto el toro. Se enroscan ambos en un cambio de mano que los funde para ser esculpidos por Oteiza. Creo que nos levanta del asiento en algún excepcional natural más, antes de matar. Como siempre, falla con la espada y cobra la muerte a la segunda de estocada atravesada. Los mulilleros hoy deciden no ser peseteros, mientras Eutimio decide no hacer honor a su nombre y exhibe el mal ánimo de no conceder la oreja. Robleño da dos aplaudidísimas vueltas al ruedo. Ya ha dado el giro copernicano del destoreo hacia el toreo, por lo que como si da cinco vueltas o la Vuelta a España, como si se rompen algunas manos de aplaudir o se pierden las llaves de casa en la emoción, como si mañana se firma "Fernando Robleño" a la despedida de un email o se teletrabaja desde el recuerdo de lo sucedido, vamos, como si nada de lo demás en la vida importara en ese momento. Toda la tarde de Robleño es de verdad de Puerta Grande y de Madrid. Acaba con el vaticinado San Isidro "histórico" y da comienzo al de verdad.

El sexto, Chaparrito, salta al callejón y hace así lo que se espera de un toro de lidia, dar miedo. Pirri no se pispa y vemos a su calva zidaniana dar tal respingo que hasta nos parece ver pelos de punta. Se pasea el toro por el callejón en jornada electoral y sale lesionado y con el pañuelo verde presidencial. Florito and the Berrendos se lucen y nos vamos felices de la plaza.

Antes, llovía, sin Perera. Salían cuatro Adolfos, con mucha leña y poca casta, muy serios y muy duros, sosos en el caballo y tardos, arrastrados con la boca cerrada. Hacían cosas de toro, de las que no vemos habitualmente, porque habitualmente no hay toro. Un espectador venido a propósito desde Canarias (confiemos en que con dinero propio y no de la PSOE) se apenaba por estar asistiendo a una tarde "insípida". ¡Qué cosa tan diferente al toro de lidia está en el imaginario del público taurino! Los aficionados, con todo el interés en el ruedo, escuchábamos más nuestra propia reflexión bajo la capa de agua. Lógicamente, no había gintonics ni se vendían bocados (elevados a "bocadillos" por la mercadotecnia) de jamón ibérico a 7 euros.

El primero no se despegaba de Robleño y lo llevaba de las tablas, al centro, para volver al tercio. Con los tendidos calándose, fue calando la actuación de Robleño a base de voces que tiraban del toro por ambos pitones con técnica y valor, soportando sus revueltas. Estoque ya en mano, caló dos naturales hondísimos que nadie pensó que pudieran darse. Es inevitable acordarse de El Juli viendo a Robleño con toros como este, por la poderosidad de uno y el poder de otro. Mató de estocada que hizo guardia.

Román se salía al medio por las apreturas del Adolfo en cuyo lomo luego se partió una vara. Inesperadamente, brindaba a los espectadores, mientras alguno sin capa de agua, pero con sombrero, abandonaba el 7. Seriedad de Román, que se empecinó en sacar buenos muletazos y lo conseguía. Faena a más hasta la cumbre de un parón del toro que Román aguantó cipotudamente. Mató de sartenazo atravesado tras varios pinchazos.

El cilíndrico tercer toro arrollaba al capote de Garrido en su recibo. El matador, como Perera hace dos tardes, se apresuraba en tomar el olivo. Toreros extremeños, tomadores de olivos. El toro embestía al capote de un subalterno con el capote del matador en su cuerno, daba una coz al burladero del 9 y se iba barbeando hacia el 7. José Chacón clavaba en su segundo uno de los pares de la feria. Garrido se eternizó en el inicio de faena, tanto, que el toro se lo fue pensando y le corneó en una colada. Se fue directo al hule y Robleño mató de estocada tendida y atravesada.

En el cuarto, como en los anteriores, nada que destacar ante los varilargueros. De nuevo, Chacón demostró su torerísima destreza primero, recogiendo y fijando al toro suelto tras el puyazo y, segundo, haciendo un quite salvador a Gómez Pascual tras su par. Y, de nuevo, Román, porfió y dio con la muleta lances de gran valor ante el de Guisando Adolfo, que arreó por sorpresa al cambiar el matador la mano para el pase de pecho. Descabelló tras un pinchazo hondo.

A partir de aquí, pasó lo de más arriba, y fuimos felices.

sábado, 27 de mayo de 2023

XVI de San Isidro. Pilares en colapso para las verónicas de Urdiales y Aguado, faltos del pundonor que le sobra a de Manuel.

Visto el desatino de los poderosos meteorólogos (ya advierte Sloterdijk que es la meteorología y no la creatividad la que ha llegado al poder), nos fiaremos más de la experiencia y, por tanto, de que cuando Perera, llueve. Jornada sin Perera, de sábado y de reflexión en Las Ventas, Kapital del toreo, que recibe a los actuantes en loor de gintonics y con la discoteca abierta al finalizar el festejo para que la juventud calibre con cubalibres el sentido de su voto. La declaración de Las Ventas como espacio "únicamente taurino" la ha convertido en la mejor discoteca de Madrid. Cuando un cubata vale tanto o más que muchas entradas, el negocio no está en el toro.

Siete toros de El Pilar y uno del Conde de Mayalde, todos yendo mejor a derechas, para el que quisiera ver y emocionarse con un posible adelanto de lo de mañana. Los Pilares muy estrechos, mal presentados, salvo el largo, alto y hondo primero de 600 kilos, y en colapso, derrumbándose sobre la arena. "Los Pilares por la tierra", sentenciaba acertadamente en Twitter el aficionado Óscar Escribano. El de Finat, justo de fuerzas, pero complicado y con emoción.

La tarde de 2 horas y 37 minutos realmente duró hasta que arrastraron al de Mayalde. Nada en cuarto, quinto y sexto. Ocho tercios de varas sin interés. Los seis de Dolores Aguirre hoy en Vic han recibido 23 puyazos.

Urdiales dio las verónicas de la Feria a 600 kilos de un Pilar tan alto como él, pero blando. Todas a derechas. Como una descarga de kilos cada lance. Parecía que centraba al basto animal desde la derecha, como lo que pretendió hacer Rivera con el electorado de Rajoy, pero que éste ya había hecho. En la muleta, el toro se fue descomponiendo y quedándose corto en, o por, las manos de Urdiales. Queda la sensación de que el matador no entendió al toro, que siguió igual de alto hasta que lo mató de estocada delantera.

Aguado quitó por verónicas al de Urdiales y al primero suyo, despegadillo, al que remató tras un desplome del Pilar con una media interminable, también a derechas. El lentísimo lance al semi-inválido dará para aún más eternos panegíricos de revistosos y taurineo. Aguado derramó agua de su vaso sobre la muleta y, tras un inicio naturalmente preciosista, se acomodó con el Pilar venido abajo. Mató mal en su última tarde de feria.

De Manuel quitó también por verónicas de orgullo al de Aguado, sin lucimiento. El de Mayalde, tercero tris, le prendió feamente en su inicio muletero de rodillas. Se levantó, le miraron y volvió, entregado y valiente con series estimables por el derecho. En un episodio repleto de valor, técnica y mérito, se la jugó ayudado por el complicado pitón izquierdo, y logró que el toro repitiera en dos emocionantes naturales. Mató de gran estocada y dio una vuelta al ruedo.

Juan Carlos Rey puso dos señores pares de banderillas al sexto Pilar, de 630 kilos, el más pesado de la Feria.

¿Qué hubiera sido de la carrera de Urdiales con sólo la mitad del pundonor de de Manuel?

viernes, 26 de mayo de 2023

XV de San Isidro. Sólo la afición venteña soporta lluvia, fraude y sopor para ver una brega, de Ambel, y dos pares, de Curro Javier.

Si los toros siguieran siendo un espectáculo de masas, hoy los medios habrían recogido en la plaza evidencia notable del cambio climático, o de la primavera. En algo más de dos horas, lluvia fina, lluvia gruesa, solecito y sol abrasador. A ver los Buckminster Fuller del periodismo taurino qué cubierta se inventan. Todo eso soportó la afición venteña. Eso, y el fraude de unos animales indignos con cuernos de merengue, junto a actuaciones soporíferas de los matadores.

Corrida mixta impresentable. Lo resume el nombre del primero, Espantoso, que salió, vio la lluvia y se volvió. Dos bueyes de Núñez del Cuvillo, uno de Cortés sin cara y tres de Victoriano del Río bastos y también sin cara. En su mayoría mansos, con el quinto, además, encastado. Lo bueno de D. Victoriano parece ser para la Casa de la Misericordia, que paga más.

No hubo orejas, tampoco caballos derribados. El director de lidia tomó el olivo, elevando sus 18 años de alternativa por encima de las tablas.

Cuando Perera, llueve. Llora el cielo en cada pase, y hay muchos, ni uno bueno. Sólo la piedad del presidente evita el tercer aviso. Pone fin a su noria, perdón, feria.

Talavante en proceso de mutación o camuflaje. Tiene otras dos tardes.

Marín necesita al toro bobo y repetidor. Hoy no lo tuvo. Sorprende la bula que tiene en Las Ventas. No tiene más tardes.

Todo lo soportado mereció la pena por ver la brega de Javier Ambel y los dos toreros pares de Curro Javier con un piso impracticable. 

jueves, 25 de mayo de 2023

XIV de San Isidro. Viaje a los toros del gintonic.


Como es bien sabido, Alfonso Navalón (qepd), salmantino y tótem de la afición, escribió un único libro: Viaje a los toros del sol, en el que el protagonista es el toro, el del frío de Salamanca y el del sol de Sevilla. Todo gira en torno al toro de lidia: se habla de El Chato y sus gracilianos, a los que de cada 100, a 7 se les daba la vuelta al ruedo, de Pablo Romero y cómo fue vetado por Manolete al negarse a afeitar sus toros, o de que lo que le daba miedo a Pepe Luis Vázquez era no ver la penca del rabo del toro. Bien, pues lo de esta tarde, a pesar de contar con una casa de renombre en esos toros del frío, se podría decir que es un viaje a los toros del gintonic. El gintonic es el elemento que define el toro que sale, el torero que viene con él, el público que abarrota el tendido, y eso que, inexorablemente, va transmutando el carácter de la primera plaza del mundo. Todo gira en torno al gintonic, porque es lo que da billetes.

Los toros del gintonic son la amalgama en un mismo cartel de lisarnasios de El Puerto de San Lorenzo y de Valdefresno, con juampedros de La Ventana del Puerto, a los que se ha añadido otro de El Vellosino (2 bis). Quizá en esa mezcolanza lisarnasia-juampedra pueda hallar algún Doctor Frankenstein de nuestro campo bravo al toro del zeitgeist actual.

Los toros del gintonic son con los que se acartelan las máximas figuras. Hoy, Manzanares, de Justo y Roca Rey. Y, precisamente, por figurar estas figuras, el toro exhibe cuernos pasados por el barbero, un trapío indigno de Madrid (¡qué choto, el tercero!), una invalidez propia de Echenique (que diría Leo), y un descaste (ningún lisarnasio ha salido siquiera abanto) como el del pueblo español, que lo confinan varios meses y le amañan elecciones, y ni se inmuta. También los toros del gintonic son en los que ha de aparecer alguno móvil y colaborador, como ese quinto Cigarro que se le ha esfumado con las orejas al segundo matador de hoy.

Los toros del gintonic son en los que todo lo anterior es engullido gustosamente por gentes que con lo que han pagado por su entrada les han arreglado el verano a los reventas, y regulgitado por una afición en forma de protestas, de las que, a su vez, se queja el que ha pagado de más. Porque en los toros del gintonic el entretenimiento está en los tendidos, y no en el ruedo. Se permite el dicterio desmedido al que paga y protesta ("¡Los del 7, hijos de puta!"), y se deslegitima el exigir al del ruedo que lo haga bien ("Roca, presa del bullying").

En los toros del gintonic el tercio de varas es un trámite que despachar con la mayor eficacia posible, esto es, con picotazos traseros y sin hacer la suerte (de hoy se salvan los correctos puyazos de Germán González).

Los toros del gintonic son en los que se celebra todo par de banderillas que cae encima del burel, donde y como sea, y se desmontera todo aquel que así lo hace (hoy, Morenito de Arles, con dos pares pasados y sin reunir).

Los toros del gintonic son en los que se da un neo-toreo de masas, basado en un toro móvil y un torero más o menos quieto en descarga, desconocimiento (de terrenos, comportamientos y técnica) y desajuste, ya sea éste gracioso (Manzanares), serio (de Justo) u obsceno (Roca). No se torea al animal, sino que se le vocea, y la maestría se mide por la habilidad del matador de llevar al toro sin que se caiga. Una tauromaquia ruidosamente sostenible.

Los toros del gintonic son en los que, por suerte, la mayoría de veces la suerte de matar horriblemente ejecutada impide el triunfo orejil que ansía la gente-de-cubata-en-mano.

Los toros del gintonic son en los que el público apetece más lo divertido que lo emocionante (hoy, el levantamiento de tablas del quinto en el burladero del 7). Por lo que se aplaude todo, que el españolito es muy de aplaudir, a ver si entre palmas y palmada le cae algo. Y eso incluye, casi obligatoriamente, la actuación de Florito and the Berrendos, que sale siempre ovacionado. ¿Llegará un momento en que lo mollar de las crónicas sea cantar la labor de Florito?

Los toros del gintonic son en los que se bebe el destilado de la cursilería en forma de crónicas acríticas y paniaguadas. ¡Qué dolor leer a Zabala de resaca!

Y los toros del gintonic son en los que la galería de detalles de la tarde de Las Ventas recibe más visitas que las fotografías de los toros del día.

Pero los toros del gintonic son también en los que resiste una afición, como luz zodiacal, que muchas veces se pregunta por qué seguir con ello.

miércoles, 24 de mayo de 2023

XIII de San Isidro. Corrida interesante de tejemanejes de Algarra y Montalvo para El Payo, que vino con Chacón, Román, mejor epopéyico, y Espada, mejor de rodillas.

Decimos de la corrupción de nuestro Estado de partidos, que hasta se permite presumir de amaños electorales del partido único, pero cómo será de corrupto el régimen taurino que ni se rechista al ocultar información al que paga. Hoy los tejemanejes matutinos de empresa, CAT, presidente, y váyase usted a saber quién más, decidieron que se aprobaban cuatro toros de Algarra y dos de Montalvo, evitando así una presumible devolución en masa.

Tarde sin agua, ya sea como lluvia, en botijos o en botellas de plástico, es decir, tarde sin aire. Tarde entretenida que confirma que, cuando hay figuras, no hay toro y sí tedio.

Cuatro toros de Algarra, encastados, pero sin alardes de fuerzas, y dos de Montalvo, uno de ellos con genio encastado. Al menos cuatro, para cortar orejas sin necesidad de depender del ánimo presidencial o del juicio de los espectadores de sofá y kleenex arrugado. Ver la armonía de lo de Algarra junto a las estridencias de lo de Montalvo es como escuchar el Jesus, Etc de Wilco y luego ponerse la Mocatriz de Ojete Calor.

De El Payo diremos que vino con José Chacón. En el cuarto, de un capotazo interminable por el derecho, toro colocado para los rehiletes del segundo peón; de otro capotazo interminable por el izquierdo, toro colocado para el tercero; y con otro capotazo soltando a una mano, toro cerrado en tablas. Hay más poderío en esta brega de Chacón que en toda la tauromaquia de El Juli.

Román dio distancia a sus toros, se dio distancia con respecto a su boyante primero y dio batalla a su segundo feo, complicado y descompuesto de Montalvo, al que mata de buena estocada para arrancarle una oreja. Empate entre torero y toro que demuestra que Román está más por las gestas que por las exquisiteces.

Una actitud digna, un neo-toreo inocentón, una estocada tendida perdiendo el engaño y una petición que se prolonga tras el arrastre de las mulillas, casi proveen a Espada de una orejita de esas olvidadas hasta que algún programa de mano del futuro nos lo recuerda. Chocó con la distimia del presidente, que no era Eutimio. En el sexto, debía haber continuado de rodillas, oídos los jaleos, pero apostó por ponerse de pie y, al entrar a matar por tercera vez, fue corneado, primero de esta Feria.

El último toro derribó a caballo y picador, quedando por un momento los tres en el suelo, como viva imagen de un posible futuro decadente de la tauromaquia.

martes, 23 de mayo de 2023

XII de San Isidro. Novilleros burócratas y Jorge Martínez, que no cala en la lluvia.


Hoy no hemos visto ni botijos ni botellas de plástico. Llovía antes y desde el segundo toro. Hoy hemos visto que conviven en la novillería dos tendencias: una, dominante como de una burocracia que aplica rutinariamente los procedimientos tediosos del neo-toreo, y otra, minoritaria como renovadora desde lo clásico. Hoy íbamos a ver a Jorge Martínez, pese a que llovía.

Novillos de Montealto regulares y desiguales. Mobilis in mobili, se despidió a algunos entre palmas.

Novilleros que han brindado sus toros, excepto Molina el quinto, han recibido avisos, salvo Martínez en los suyos, y han recogido ovaciones desde el tercio, menos Rodríguez en el último. Los tres han quitado sin lucimiento y han bernadeado. La bernadina es al novillero, lo que un votante a la PSOE.

Martínez anda torerísimamente y torea, pero necesita toro. Hoy, sortea uno, demasiado templado, y otro, desclasado, a los que aplica un toreo rotundamente clásico al hilo del pitón. Por este desajuste o por el profiláctico de los impermeables y paraguas, su faena no cala en el tendido, ya empapado.

Molina, que se presenta en Madrid, representa al burócrata novilleril. Tiene 23 años y sus formas son las de un jefe de servicio resabiado a dos años de la jubilación, que se afana por tener un despacho lejos del del subdirector para salir a desayunar sin remordimientos. En Molina el desayuno consiste en algún pase cambiado intercalado en el tedio de su labor. La faena a su segundo fue del 9 al 6, luego al 7, de nuevo al 9, y al 10, 1 y 2, hasta toriles. Algunos dirán que mandó sobre el manso.

Rodríguez, que también se presenta, tras un comienzo jovial de rodillas en su primero, al levantarse se vuelve también funcionarial y sigue así toda la tarde, entre afectaciones y aspavientos.

Juan Carlos Rey destaca en la brega del último y en su segundo par al tercero.

Los jóvenes presentes hoy, martes, en los tendidos con su botellón de Opencor, se habrán emborrachado sin saber esto de Martínez y los demás. Y mañana no tendrán resaca. ¿Cómo casa esta juventud balarrasa con la pericia viejuna que muestran los jóvenes novilleros?

domingo, 21 de mayo de 2023

XI de San Isidro. Corrida auténtica de toros de Madrid. Con Fuenteymbros no para figuras, tres tiesos honrados, y sin gintonics.


Dado que hoy quien ha ocupado la localidad es Leopolderías sénior, el apunte de esta tarde irá en la línea del telegrama que envió Lagartijo sobre una corrida lidiada en Bilbao en 1891: "Murubes, regulares. Caballos muertos, 20. Sin novedad". Ojalá hoy las crónicas taurinas sólo pudieran telegrafiarse (y me aplico el cuento).


Corrida auténtica de toros de Madrid, sin gintonics.

Los toros destacan. Gallardo domina su material. Fuenteymbros no para figuras. Parejos, con mucha plaza y leña. Comportándose como toros, con gran interés. La corrida más brava en varas. Con estos también nos gustaría ver a Julián el Poderoso.

Caballos derribados, cero. Matadores volteados, todos. Alguno, varias veces.

La terna, de tiesos. Speculum principium. Espejo de honradez para los mandamases.
De Torres valeroso y firme, pero poco toreado. Va al hule y vuelve, sin mirarse.
Tremendismo de Leal. Venía con las faenas hechas y no le valió. Se tira a matar o morir. Mata.
Valadez más placeado. Da fiesta de gallosinas y zapopinas. Se agradece que se coloca y carga la suerte, aunque sin mando y rematando por arriba. También se tira y mata. Corta oreja de domingo.

Gran puyazo de Sandoval al sexto. Curro Javier se luce en brega y banderillas, una vez más.

viernes, 19 de mayo de 2023

IX de San Isidro. Muchas gentes de gintonic en mano habrán vibrado con el perfecto neo-toreo de Castella, y con Eutimio en el palco degradando aún más el nivel de Madrid.

Hoy volvíamos a la plaza sabiendo que era otra tarde de no hay billetes, pero sin saber con certeza quién estaba en el cartel. Era Manzanares, pero ¿con Talavante o con Castella? ¿Volvía hoy Luque? No, era otro de Sevilla. A mí me suena que hoy venía el peruano... Cábalas de la afición ante la idea salida de la cocorota de Simón de armar tantos carteles casi calcados para esta Feria que, eso sí, llenan la plaza de personas con gintonics. Por supuesto, de cuáles eran los toros ni nos preocupamos, habiendo superado ya la cima de los de Escolar.

El caso es que han sido cinco de Jandilla y uno de Vegahermosa (el sexto), todos puro Juan Pedro Domecq, para Castella, el reaparecido, Manzanares, el hijo, y Aguado, el que hace honor a su apellido. Un plantel que ha resultado en una tarde icónica de neo-tauromaquia, en la que todo el interés se ha reducido al último tercio y en la que se ha visto y se ha premiado a un perfecto neo-toreo, el de Castella al encastado cuarto. Hoy, muchas buenas gentes con vaso de plástico en mano habrán vibrado con ese neo-toreo basado en dos premisas, hoy, bien avenidas: un toro cursi/bobo de alta movilidad sostenible, y un torero que le aplica, con quietud y ligazón, las reglas del des-: des-carga, des-colocación y des-honestidad. Para que esto aconteciera, los jandillas han colaborado afablemente con su invalidez, su enanez, su nobleza y, sobre todo, con su blandura, tan blanda, que era como si estuvieran sometidos a la gravedad de Júpiter, de unos 25 m/s², visto su apego por la arena de Las Ventas. ¿Qué tienen que ver estos toros con los jandillas que siembran el pánico sobre el adoquín de Estafeta?

Del primero, sin picar y con tendencia a aterrizar, cabe reseñar dos sobrios pares de Chacón con rehiletes de color morado claro, que alguno ha visto en ellos un homenaje a Podemos y, otro, los ha tildado de afeminados. La faena de Castella, que lleva botijo, se resume en que termina con su traje blanco y plata igual de inmaculado que empezó, y que vuelve tan pesado como se fue. Mata de un feo bajonazo por el que, honradamente, pide perdón.

"¡Guapo! ¡Guapo!", le dicen a Manzanares, que lleva botella de plástico, mientras airea una vela para recibir al toro. Primer y segundo tercios pasan entre protestas por la flojeza del animal. Se ponen banderillas azules y blancas de Alicante, pero que Leo, acérrimo del Atleti, destaca como más bien propias del Manchester City. Diremos que lo que condensa la faena de Manzanares es que tampoco se mancha el traje. El flojo torete va sacando su castita más y más ante la falta de mando, de temple y la celeridad del matador, actuando como de teletrabajo, por la distancia que lo separa de él. Mata de un bajonazo con travesía y se nos anuncia que por Toledo está cayendo la mundial.

El tercer toro es aún más blando que los anteriores y remata a la llamada de un carpintero desde las tablas. Durante la faena de Aguado, que va con botella de plástico, nos percatamos de que el bóvido, efectivamente, podría haber pasado para los veterinarios como toro de lidia porque muge. No hay nada de interés. ¿Cómo puede ser este torero el mismo de aquella fantasía del 19? Ese día nos jodió la vida, sabedores de que difícilmente veríamos algo semejante, y ahora más, intuyendo que es casi imposible que lo repita. Faena de pesadez con el toro cayéndose entre gritos de "¡Ladrones, ladrones!". Mata de media estocada caída y atravesada.

Las condiciones óptimas para el neo-toreo del cuarto, Rociero, se ven en la gran lidia de Chacón, que lo cierra torerísimamente corriendo a una mano desde los medios hasta el 9. Castella brinda, se viene bajo el 7 e inicia muy en Castella con una serie de pases del celeste imperio, en una baldosa, sin enmendarse, pasándoselo muy cerca y con un precioso trincherazo de remate. Prosigue bajo el 6 con una serie de derechazos templados y un larguísimo pase de pecho. Se suceden varias tandas similares en las que el denominador común es el neo-toreo del descargue, la descolocación, la quietud y la ligazón frente a un animal que va y viene y viene y va sin una sola mala idea. Pasa a la izquierda y una racha de viento y la casta del burel embarullan la labor del francés y hacen que se tenga que alejar, entre aplausos, para volver a lo mismo con la derecha. Con un cambio de mano inicia una serie de naturales hondos, largos y ajustados, lo mejor de la faena. El izquierdo era el pitón del toro, que no vimos. Retorna a la derecha (parece un libro de Federico) intercalando cambios de manos y naturales de frente hasta que se acomoda en las cercanías. Se atraca de toro y mata de estocada contraria. Lo que no supo y quiso hacer Rufo, lo ha hecho Castella. Eutimio, el del buen ánimo, el que no debería seguir en ese palco, concede las dos orejas y degrada un punto más el nivel de la primera plaza del mundo, aunque nos contentamos con que no haya sacado el pañuelo azul.

Aparece el quinto y reaparece el velamen de Manzanares aireándose en forma de verónicas de lejanías, pero entre el calor del público. Durante la lidia, el toro aprieta hacia dentro y busca el cobijo de las tablas. Pese a ello, Manzanares se lo lleva a los terrenos del 3 y cerrado, por lo que el toro se apaga enseguida. Inicia alguna serie de "las vocales", con un primer cite a la voz de "¡Ah!", el segundo de "¡Eh!", y los siguientes de I, O y U, cantados por el respetable hasta que arranca el toro. Mata de estocada caída.

El último toro se arroja a la arena como una cucaracha bocarriba tras encontrarse por primera vez con el capote de Aguado, como cuando Ronaldo, Roberto Carlos y Robinho se echaron así al césped de Mendizorroza para celebrar un gol. El toro derriba al caballo, con Castella sacando al cornúpeta de ese Guernica en un buen papel de director de lidia. Juan Sierra pone un buen primer par. Todo es soso y aburrido y el matador da un mitin con la espada. Aguado está aguachinado.

Al final, no llovió.

jueves, 18 de mayo de 2023

VIII de San Isidro. Con casi nada, Morante impone la tiranía del talento sobre la vulgar falsedad de El Juli.


Antes de centrarnos en lo acontecido en el cuarto toro de la tarde, diremos del resto que los Lozano estarán encantados de volver todas las veces que los reclame Leo, porque es triunfal este día en el que apoderan a dos de los actuantes y colocan completo un encierro sospechoso de pitones, chico, flojo y boyante (salvo el encastado tercero). También diremos que la mano del Lili es muy buena colocando sus gónadas, pero es nefasta para la suerte de su matador en el sorteo, que gracias a las abreviaciones de Morante vamos en busca del tiempo perdido con el pegapasismo de tantas y tantas tardes, que la ensalzada poderosidad de Julián es la de mandar con el pico y para fuera a babóvidos que se arrastran por las antípodas del toro de lidia, y que Rufo es afortunado en los sorteos (ha lidiado dos de los toros más pequeños y más "colaboradores"), pero no así en lo de aplicar eso de parar, cargar la suerte, mandar y templar y cargar la suerte, que decía Paco Brines.

En cuanto a lo del cuarto toro, comprobábamos que Morante, entre todo lo que puede ser, es también un eficaz astringente y logra, como los ejercicios de Kegel, que nadie abandone su localidad por las ganas de orinar entre la muerte del toro anterior y la salida del suyo. Así, con las vejigas y la plaza llenas, aparecía en el ruedo Gaitero. Se estira Morante en una sola verónica suelta y se le escapa una sonrisa a la plaza. Enseguida se ve que el toro es del agrado del de la Puebla y, por eso, lo lidia, es decir, cuida, él mismo. Tiene la fuerza justa y sale aún más aflojado de sus encuentros con el picador. En estas, se va Julián a los medios a quitar el toro con unas chicuelinas como de sacudir el colchón que las buenas gentes aplauden. Lo de todos los días. Y en esas, Morante, como herido en su orgullo, como harto de tanta fealdad, de tanta vulgaridad, como queriendo decir quién manda en esto a este Julián de San Blas al que habían entronizado como Rey de Sevilla, se va también a los medios y la plaza brama. Opta por el lance fundamental, "mira, Juli, aprende", y mece tres verónicas lentísimas y dos medias, la última a pies juntos que ponen en pie a la plaza y entierran lo de Juli. El Lili pone dos dignos pares cuadrando en la cara y Morante se va debajo del 8. Unos estatuarios de puntillas, como Gallito, un trincherazo puntiagudo y el de pecho, y otra vez esos dos remates, para llevarse al toro al terreno del 6, que aplaude según se acerca. Una serie de derechazos culminados con un señor pase de pecho y algún natural suelto. Todo de frente, con temple, torería, todo lo contrario a lo que veníamos viendo. Joder, en cada lance nos íbamos sacudiendo de encima toneladas de pases y se demostraba que no es una quimera, eso del toreo. Era casi necesario que quedara patente en la misma tarde la diferencia entre el des-toreo o neo-toreo y lo clásico, lo esencial. Se había sometido a la vulgar falsedad de El Juli, gracias a Morante, a la tiranía del talento, cosa de unos pocos hombres y de los pocos momentos en que quieren. Una tiranía a la que, los aficionados, gustosamente nos sometemos. Decía Luhmann que el talento pasa a ser un fenómeno escandaloso para todos aquellos obligados a vivir de las apariencias. ¡Qué escándalo, Julián, príncipe de lo falso!

Diremos también que tiene su mérito lo de Julián en el quinto, en el que consigue rehacerse del escándalo de Morante y, a base de ese faenar suyo como de pintor callejero que vive del amaneramiento de sobar y sobar la acuarela para producir una y otra vez el mismo paisaje, recobra la atención del público, que jalea su actuación. En esos aplausos y bieeeeenes debe haber alguna conexión de la labor de Julián con el trabajador que todo españolito lleva dentro. Si no, no se entiende.

martes, 16 de mayo de 2023

Balada aforística sobre la primera semana de San Isidro.

Si las figuras de pitiminí se salen de Juampedro,
es para irse con un toro igual o más de lelo.
Por donde pisa una figura
no crece la casta,
o que se lo digan a La Quinta.
Con un pseudotoro sólo se puede desarrollar una pseudotauromaquia
en la que el mayor riesgo está en evitar que el toro se caiga.
Algo pasa en Las Ventas,
que ni con los toros de Pichorronco,
hay un verdadero tercio de varas.
El Toro de Escolar está para la ambición de hacer historia en el toreo
y reordenar el escalafón.
"¡Sube el precio, baja el toro!"

En lo falso, manda Julián de San Blas,
con Luque como su propuesto relevo,
aunque, Marco Pérez, un quinceañero,
lo puede adelantar.
Hay una distancia entre toro y torero,
aún sin mensurar,
que hasta a Roca lo deja sin palmoteo.
Robleño lucirá centelleante,
como un príncipe sin estoque,
tenga lo que tenga enfrente.
Se espera a Fonseca con el Toro,
y a Morante en Morante.
Cunde cierta desilusión,
con Téllez desde su apoderamiento por Simón.
En Las Ventas, la corrida dura hasta que se va el sol por su reloj,
si no actúa Perera.
"¡Que vuelvan los Lozano!"

La elitización de la plaza por los precios
produce su bernabeuización.
El periodista taurino tiene más ansia por coleccionar acontecimientos
que el público peneque y de aluvión.
La presidencia eutímica, de buen ánimo,
contenta a quienes tiene que contentar,
y que le den a la afición.
Antes se conocerá la fecha del Big Freeze
que saber qué sucede en los reconocimientos veterinarios.
No habrá pañuelos suficientes,
y de todo color,
para satisfacer el triunfalismo imperante.
"¡Fuera del palco, fuera del palco!"

lunes, 15 de mayo de 2023

VI de San Isidro. Vuelve el neo-toro con dos de José Vázquez y cuatro de El Parralejo, y rebrota un pesadísimo pegapasismo de dos horas y treinta y siete minutos.


Cualquiera que pasara por El Batán estos días, vería el encierro de El Parralejo, ganadería escogida para este día de San Isidro y para Perera, Téllez y Fonseca, y no encontraría razones para rechazar alguno de sus toros, pero, hete aquí, que los médicos veterinarios venteños concluyeron que sólo cuatro eran aptos para Madrid. Se tiene la sensación, casi certeza, de que los motivos que les condujeron a esa decisión se conocerán cuando haya libertad política en España o, en castizo, cuando las ranas críen pelo. Dos de José Vázquez remiendan la corrida. En este punto, agradecemos la meticulosidad del equipo de Plaza 1 al parchear con toros del mismo encaste, Juan Pedro Domecq. Una atención al detalle que les fue esquiva el día anterior, al colocar como sobrero en la de Escolar a uno de José Luis Pereda.

Dicho esto, las cabezas y los corazones seguían en los Escolares, en Robleño y en lo vivido ayer. Algunos también comentaban la impresión dejada por el quinceañero Marco Pérez por la mañana. Podíamos intuir que la corrida de hoy tendría dos partes, la de los de José Vázquez, que salieron descastados, y la de los de El Parralejo, muy bien presentados, encastaditos y de variada fuerza, y que, en ambas, gracias a la vuelta del neo-toro, rebrotaría un pesadísimo pegapasismo de dos horas y treinta y siete minutos.

La tarde abre con el detalle antañón de Fonseca regando su capote con un botijo. Los tejemanejes de Simón y Garrido con el ayuntamiento de Almeidón hacen que el confirmante acuda a esta cita crucial en su carrera en un autobús de la EMT. Como ya no hay Berlangas en España para filmar toda la verdad de esto, desde aquí ofrecemos gratuitamente la ocurrencia de que, para el próximo cartel de No Hay Billetes se organice una busiana similar a las del Real Madrid para recibir la llegada de un autobús con los tres matadores y sus cuadrillas en loor de multitudes. Fonseca confirma alternativa con Optimista, de José Vázquez e introduce el caos como principio ordenador de la lidia. Cuatro encuentros con el picador, tres con el de aquí y uno con el de allí, por el tancredismo de su tercero, Tito. Tras el intercambio de trastos y besitos, Fonseca sigue aplicando el caos en forma de insistentes pases al mansote y soso toro, que arrolla por el pitón izquierdo y desarma al torero. Se empecina futilmente en faenar sin orden. Tras el primer aviso, da un pinchazo, una estocada tendida y desprendida y un descabello. Tras los dos avisos, descabella al tercer intento.

Sale Humilde, torito de José Vázquez, y sale Perera de subalterno. Tras un primer picotacito, el toro cae y la atención se eleva del ruedo hacia las conversaciones entre abonados. Igualito que ayer. Ambel lidia con torería y Curro Javier banderillea con suficiencia. La solución de Perera contra el viento es verter agua de una botella de plástico sobre la muleta y ahogar al toro y al público en el pegapasismo del agujero negro de la galaxia NGC 4889, lo más pesado que existe en el universo. La faena es para poner a Perera y al torito encima del televisor y dejarles ahí, como reliquias del neo-toreo. Tras media estocada atravesada y desprendida, y recibir dos avisos, descabella a la sexta.

El primero de El Parralejo, Levítico, (ensabanado capirote mosqueado botinero) recibe una justa ovación de salida. Pelea tímidamente en el caballo, acudiendo siempre al relance. Lo lidia bien Navazo y Aguado pone un gran primer par. Téllez brinda a los micros y desarrolla su labor a voces, enganchones al final del muletazo y descolocado. Por debajo del toro que tenía veinte pases de noble embestida con cierta transmisión. Pincha y mata de un feo bajonazo tras un aviso.

También se recibe con aplausos a Camillero, que se deja dar mucho en un segundo puyazo empujando a media altura. Lidia perfecta de Curro Javier, buen segundo par de Ambel y magnífico Toñete al quite, que cierra al toro sin dar un capotazo. Perera muestra su cantada poderosidad al derribar al toro de un trallazo en el primer lance. Pronto se ve que Camillero es el toro soñado para el neo-toreo, que Perera se afana en aplicar circular y cansinamente. Parte del público, ya lo sabemos, enloquece con ese torero quieto, descargado y descolocado que dirige en paralelo y hacia fuera las embestidas nobles de un animal tan bobo como móvil. Suerte la nuestra, y de Las Ventas, que mata de estocada trasera y atravesada tras 4 pinchazos abajo.

Se aplaude a Marismeño a su salida, muy astifino. En el recibo capotero ya vemos que Téllez no está. El toro es bravo en el caballo y lo derriba en sus dos encuentros. La imagen es añeja, pero con el profiláctico de la posmodernidad que es más seguridad (el peto) a costa de la libertad. Navazo clava un par de gran riesgo cuarteando con el toro cimentado en la arena que pasa casi desapercibido. El toro se para por completo, así que comentamos sobre Téllez y lo que puede suceder para malearse en menos de un año. Esperamos que se percate de que las volteretas que más daño hacen son las que pegan en su cabeza los que le rodean. 

El último, Hostelero, también sale entre palmas. Realiza dos buenas peleas en varas. Juan Carlos Rey deja un buen primer par, andándole al toro, y un segundo más pasado. Fonseca se arrodilla en el centro del ruedo y derriba al toro con un pase cambiado por detrás. Se levantan ambos y se repite la historia, sin derribo del animal. Fonseca luce al toro en la larga distancia, pero ni manda, ni templa. El toro tiene casta, pero la fuerza justa, y el torero no halla la altura oportuna. De nuevo, se "pesa" de faena y da unas bernadinas tras el primer aviso, para matar a Hostelero de estocada caída. Seguimos esperando al bravo y joven torero mexicano, y pensando en que su garra pide al Toro.

domingo, 14 de mayo de 2023

V de San Isidro. Ahí está el toro cárdeno de José Escolar para quien quiera pasar a la historia de la tauromaquia.

Dos horas y veinte minutos de corrida transcurridas en un abrir y cerrar de ojos, en un pestañeo de esos que no se han podido dar hoy. Debemos empezar agradeciendo a D. José Escolar Gil por la Señora Corrida de Señores Toros que ha echado. Hemos de continuar honrando a los tres toreros que se han puesto delante, López-Chaves, Fernando Robleño y Gómez del Pilar. Y hemos de cerrar preguntándonos por qué los mandamases, Juli, Roca o Morante, no matan esta corrida. ¿En qué quedaría el toreo pufo de Tomás Rufo con estos Toros?

Ahí está el toro cárdeno de José Escolar para quien quiera hoy pasar a la historia de la tauromaquia. Por eso, la crónica de esta tarde la escribe el toro, con toda la riqueza de comportamientos y reacciones que ha enseñado, y que se resumen en el miedo que tiene el torero al toro, y no viceversa, como ocurre habitualmente.

Pocapena remata en tablas y resuena un aplauso. Salta junto a la cabeza y sobre el capote de López Chaves, y luego lo desarma violentísimamente. Dos minutos le bastan al de Escolar para mostrarse más toro que todos los que lo sucedieron días atrás y mostrarnos que todos ellos eran sucedáneos. Pocapena duda y escarba hasta irse a recibir un segundo puyazo desde el centro del ruedo. Los capotes dibujan suertes inéditas por el aire durante el segundo tercio. Los banderilleros corren de él como los jugadores del Barsa de la afición del Español. Se pega como una lapa tobillera tras el primer pase y, en ese pegarse, levanta por los aires al matador y lo hunde en el suelo. Milagroso I, el más guapo del encierro, exhibe su casta ya en un emocionantísimo recibo capotero de rodillas de Robleño. Mira y remira al matador entre pase y pase, pero, como a un mirón al que se le pilla en su voyeurismo, se entrega a embestir con fiereza cuando Robleño se queda quieto y le ciega la mirada con la muleta. Si no fuera por la espada, Robleño sería figura del toreo. Cartelero quiere comerse el engaño oliendo la arena. Lo hace en el capote y en la muleta. Embiste con codicia por ambos pitones. Un toro para reordenar el escalafón. Es celoso de su territorio, y lanza por el aire a Gómez del Pilar cuando se mete en él sin mando. Como su naturaleza es la de seguir peleando, se levanta del suelo con la espada dentro hasta la bola al oler el acero de la puntilla. Cartelero se va arrastrado en vuelta al ruedo pese a que apenas fue picado y salió de marras de su segundo encuentro con Sangüesa. Castellano I sabe dónde está situado cada cual en el ruedo. Ve a Robleño junto a las tablas y se va a por él. Por si no le queda claro, en el siguiente lance de brega lo mira de nuevo. Robleño soporta más miradas que las que echa Luismi el Chatarrero a sus acompañantes. El toro espera y espera y se lanza cuando ve la presa fácil. Se para y mira a López Chaves, sin opciones. Toledano se duerme empujando bajo el caballo en su primer puyazo. El toro es durísimo y Robleño inicia una pelea con él hasta arrebatarle, tras coger el estoque, una serie de naturales de auténtica verdad. En ese momento, el traje de Robleño centellea. Sale por último, Amado, y se asoma a saludar a los picadores. Da varias vueltas y se detiene en toriles por unos segundos. Instantes después, persigue a Gómez del Pilar y le obliga a soltar el capote para zafarse de él. Cae tras sus encuentros con el caballo y su poca fuerza conduce a las gentes a airear sus pensamientos a viva voz, que van desde un "vivaespaña", o "fuera botellones de Las Ventas", hasta un, "ay, si este fuera de Juan Pedro". Es lo que hay cuando el toro cae, aunque éste también se levantó tras varios puntillazos.

sábado, 13 de mayo de 2023

IV de San Isidro. El día de San Pedro Regalado, patrón de los toreros, Plaza 1 lo celebra con una corrida engendro y una oreja de regalo a Ginés.

El apunte de hoy viene con las notas de Leopolderías senior, desde el 8:

En la víspera de la tarde más esperada por la afición de Madrid, en el día de la Virgen de Fátima y de San Pedro Regalado, patrón de los toreros, Plaza 1 obsequió al respetable con una "corrida mixta". De esta manera es como la mercadotecnia taurina, amiga de los neologismos, denomina a una corrida en la que actúan rejoneadores y matadores de toros. No obstante, habría sido más adecuado nombrarla "corrida engendro", entendida como una obra intelectual mal concebida ab ovo. Mezclar separadamente centauros, caballos de picar, toros mutilados, toros sin mutilar, matadores, y públicos del rejoneo y del abono isidril, suena menos a ensalada mixta o a sándwich mixto, y más al mito de la creación de Empédocles, según el cual la Tierra produjo al principio miembros sin conexión: "de ella brotaron muchas cabezas sin cuellos, brazos erraban solos por doquier, sin espaldas, y ojos vagaban solos alrededor, privados de frente".

En términos generales, la "corrida mixta", congregó a un público también mixto que resolvió la tarde con un empate a una oreja: una para Ventura, otra para Ginés Marín.

Del rejoneador Diego Ventura tan sólo añadiremos que parecía el escolta de los alguacilillos Doña Rocío y Don Francisco Javier durante el paseíllo. 

Los de a cuatro patas para los de a pie, de Montalvo, fueron regordíos, flojos y descastados. Van cuatro días y aún estamos esperando ver siquiera un atisbo de la fuerza y el comportamiento esperables en un toro de lidia.

Ureña sin opciones con su lote. Ambos bureles se vinieron abajo enseguida.

Marín tuvo mejor suerte en el sorteo y con un público muy favorable logró cortar una oreja que premiaba su des-toreo basado en el perfilarse, echarse el toro para fuera  y, eso sí, quedarse quieto y ligar, que es lo que enloquece a los públicos peneques. ¿Cuántas orejas llevarán en Madrid toreros jóvenes del corte de Ginés Marín que vienen entronizados por entornos y medios de las que no recordamos absolutamente nada?

viernes, 12 de mayo de 2023

III de San Isidro. Corrida de toros de Juampedro sin pañuelos azules gracias al viento.


"Palcos exigentes. No al triunfalismo", rezaba la pancarta entre aplausos, mientras la vista se iba de forma no deseada a un culo expuesto que se interponía entre la reivindicación y nuestro asiento. Quizá Eutimio padeció una distracción similar ayer y, claro, dependiendo del tipo de culo que se pose en la mirada, uno puede sacar el pañuelo azul, el naranja y hasta el de los mocos con tal de seguir mirándolo. En ese ambiente, como hemos dicho, reivindicativo, por un lado, y alcoholizado, por otro, se levantaba en la plaza la tarde del viernes con un vendaval de esos del mes de mayo en Madrid. De los que se llevan por delante cualquier prognosis de los meteorólogos del cambio climático y de los que hubieran podido conducir a la locura a D. José María Fernández Egea de hacer girar y girar a toros en el arrastre. Nos acordamos de ese poema de Pessoa que decía algo del viento como sonido abstracto que nos dice que la mejor virtud es estar en silencio. Algo que podrían aplicarse todos los presidentes (y, a veces, también el público).

Y fue un airazo racheado el que condicionó en gran medida lo visto en el ruedo y el que hacía difícil valorarlo desde el tendido. Clima muy desapacible que recibía a seis toros de Juan Pedro Domecq para Daniel Luque, Ángel Téllez y Francisco de Manuel. Es irónico que haya tenido que venir la de Juampedro para ver, en apariencia, al toro de Madrid, lo que quiere decir que no habrá trapío ni casta cuando haya por ahí figuras de pitiminí. Corrida, por tanto, seria, bien presentada e igualada, con toros que se han ido sin picar al arrastre y que, en general, hasta entonces han mostrado justa fuerza, todo bondad y alta movilidad para hacer el toreo, el neo-toreo o lo que uno quisiera. Dos de ellos, los de Téllez, Verderón y, sobre todo, Teatrero, además, han mostrado complicaciones de interés (¿casta?) que han pasado para los tendidos desapercibidas o arrastradas por el aire. Eso sí, por tercera tarde consecutiva, el primer tercio ha sido un simulacro y es como si no hubiera sucedido.

El viento, decíamos, determinaba las actuaciones de los tres matadores. Gracias a él, Luque ofreció lo más emocionante con un recibo a su primero con la muleta casi enrollada en su antebrazo y él quieto en un palmo de terreno, sin enmendarse y rematando con un trincherazo. Luego, en sus dos toros, exhibió esa maestría cantada por los revistosos, que en realidad es esa corrección que encontramos en las carreras por la banda de Lucas Vázquez, en las columnas del ABC de Garrocho, o en la cortesía con la que atiende un empleado de El Corte Inglés. Nada chirría, nada de interés, nada de emoción. Puede haber ahí un relevo de El Juli. Estuvo bien Luque como director de lidia.

También el viento recogía el capote de Téllez y lo ceñía tanto sobre su cuerpo en una gaonera en la que el primer toro, de Luque, confundía entre persona y tela y el matador se llevaba un trompazo que lo enviaba al hule. Luque, en ánimo difícil de explicar, respondía con un quite. Téllez reaparecía en el cuarto, con el que no se acoplaría, y tampoco con el sexto. La razón podría ser por el golpetazo, el aire, o el apoderamiento de Simón Casas. Agradecer, no obstante, la figura siempre erguida de este torero, de frente al toro y su pata p'alante. No soltaremos ese clavo ardiendo al que nos adherimos el San Isidro pasado.

Francisco de Manuel vino con todo hecho en su cabeza o en la de su apoderado y se empecinó en aplicarlo de obstinada manera, hasta que el aire le fue sacudiendo todas esas ideas. Y todo realizado desde un descargue y descolocación que chocaban con el grato recuerdo de su última actuación aquí.

Del presidente, hoy, podemos decir que ha sacado el pañuelo blanco hasta en cinco ocasiones para dar aviso en cinco toros. Y hoy, seguramente gracias al viento, no ha habido ningún pañuelo azul.

jueves, 11 de mayo de 2023

II de San Isidro. La historia de Eutimio y el hundimiento de Madrid.


D. Eutimio Carracedo Pastor se despertaría, imagino, con nervios. "Vamos, Euti, cariño, lo vas a hacer fenomenal esta tarde", le diría su mujer, mientras pensaba en el vestido que daría fe de ello. Él, ahogando su donut en el café y haciéndole el boca a boca entre sus dedos pringaos, estaría convencido. Recibiría un WhatsApp de Simón Casas que leería en la pantalla churretosa de su móvil: "Lo de la manana arreglao ya. Pasan los 6. Y eta tarde, alegria, Euti, no me lo jodass después de lo de ayer". Eutimio se acordaría entonces de que eutimia (εúθυμία) significa buen estado de ánimo. No sabe por qué sus padres lo nombraron así (el 20 de enero es San Eutimio abad), y tampoco sabe que eutimia se encuentra en la taxonomía de las pasiones que realiza el discípulo de Aristóteles, Adrónicos de Rodas, para quien es "el gozo en el tiempo que pasa, y la ausencia de preocupaciones respecto de todo". ¡Cómo no iría a hacer honor a su propio nombre (y llevar la contraria nada menos que a un discípulo de Aristóteles y a Simón Casas)! Así que se iría despreocupado hacia la plaza. Todo el personal le saludaría y todo el mundo le miraría con ojos deseosos de orejas, hasta le parecería que los caballos de la policía montada que patrullan la explanada venteña le querrían decir algo, animarle, relincharle algún buen augurio. Saludaría al ganadero, a este ex-matador, al otro y a Talavante y a Nacho, a Florito, a Ana Rosa Quintana con Roberto Gómez. Coño, Abellán. "Sí, Miguel, ya me ha dicho Simón. Hombre, señor Garrido. Sí, no se preocupe, aquí estamos para que la gente se divierta y la diversión llena la plaza. Vaya éxito estos dos primeros días, enhorabuena. Ah, y gracias por las del callejón para el lunes". Su mujer: "Euti, menuda presión, ¿no?". Qué dirá ella de presión, se diría Eutimio, como si no supiera cómo se consiguen las cosas y se olvidara de que está casada con un policía. Pensaría Eutimio: "Ay, los valores de nuestro lema: servicio (al que manda), dignidad (la que dibuja Milhouse), entrega (de sobres y condecoraciones) y lealtad (al mejor postor). Y diría; "¿Qué tal, Briceño, han recibido los mulilleros lo suyo? Me ha dicho nosequé el rehiletero ese. Ah, perfecto, pues vamos al lío". De buen ánimo, Eutimio se sentaría en su palco y, a partir de aquí, su historia ya no sería condicional y se haría presente.

Eutimio concede una oreja a Pufo y ese destoreo suyo tan cantado por el régimen, otorga dos ridículos apéndices a de Justo por un natural, un trincherazo y media serie de derechazos, rematado todo con una estocada caída, y premia con vuelta al ruedo a un torito ideal para el neo-toreo al que nadie se la pidió y que se fue a morir a tablas. Quizá lo más doloroso para la afición sea esto último, la vuelta al ruedo a Valentón de Garcigrande, cinqueño, negro listón de 523 kilos, que se mofa de aquellos otros grandes toros a los que se les pidió la vuelta al ruedo y no se les concedió tal y merecido honor, como Capitán de Hernández Pla, Zahonero de Miura o Camarín de Ibán. Conste aquí que Eutimio es, en su descarga, un lacayo, leal colaborador en la banalización del mal que lleva a cabo un régimen tauro-político absolutamente pérfido.

Así, bajo la presidencia de D. Eutimio Carracedo Pastor, la tarde del 11 de mayo de 2023, con seis toritos impresentables y supercomerciales de Garcigrande, y con Morante, de Justo y Rufo en el cartel, se mancilla como pocos recuerdan la historia de la plaza de Madrid, que es la de todos aquellos toreros que han derramado sudor y sangre para triunfar y fracasar, y la todos esos aficionados que han invertido tiempo y dinero para otorgarla un carácter. Cunde la sensación del hundimiento de Las Ventas en una fatal senda de triunfalismo. A Madrid se le está arrebatando su idiosincrasia, ¡defendámonos!

miércoles, 10 de mayo de 2023

I de San Isidro. "Nobellos" (novillos guapos) de La Quinta para las pseudotauromaquias julianas de los mandamases Juli, y Roca, y el zangolotino Alarcón.

Tras varios reencuentros y abrazos, nos arribó una sensación peculiar ya en el tendido. Resultaba extraño ver la plaza a rebosar el primer día de Feria, pero, claro, estaban en el cartel los mandamases de esto: El Juli, 25 años de alternativa, y Roca Rey, triunfador en Sevilla días antes del rabo del de La Puebla. Menos raro nos parecía que se anunciaran con los santacolomas de La Quinta y que lo hicieran con Álvaro Alarcón, de Torrijos (capital secular del bakalao en la zona centro), tomando la alternativa y abriendo cartel. Y decimos que nos chocaba menos ver a esos matadores con esa ganadería es porque si estas figuritas de alhelí se salen de juampedro y sus inagotables derivados es para irse con algo igual o más de bobo. Las figuras se identifican hoy como el mejor repelente de la casta o lo que pueda parecérsele. Por donde pasa una figura no crece la casta.

Entre ese aire funny, salieron seis buendías de La Quinta, muy chicos y guapos, "nobellos", todos cárdenos en variadas variedades que apenas fueron picados y exhibieron flojeza, sosería, boyantía y ni una sola mala idea. Es decir, prácticamente todo lo que no se espera de un toro de lidia. Unos anti-toros. Eso sí, fotogénicos como para ser retratados por otra belleza como Lauren Bacall, que venía hoy en el programa de mano. Con ese comportamiento, los dos primeros tercios en todos ellos pasaron tan rápido como corre Vinicius, aunque con una velocidad tediosa y tan fugaz que era como si por allí no hubiera pasado nada. Así, la corrida duró exactamente dos horas, y eso fue lo primero mejor de hoy.

¿Qué toro es aquél que plantea mayores dificultades y entraña mayor riesgo al tratar de evitar que se caiga que al ser toreado? En las escuelas taurinas deberían practicar con ahínco el levantamiento de capote en carrera hacia atrás: la levantina.

Con estos pseudotoros, lógicamente, sólo se puede desarrollar una pseudotauromaquia. La de Julián de San Blas fue la de siempre en sus dos toros, más jaleada en su primero por esa capacidad suya para sobar y sobar al torito, engañar y hacer ver ahí la soberanía del hombre sobre el súbdito animal. Ya dijimos por aquí que en lo falso, manda El Juli. Cómo sería la actuación de Roca esta tarde como para que ni el público de aluvión le aplaudiera. Toreó con las lejanías propias de un rey exiliado y no dio ningún pase del culito. ¿Cuál es esa distancia límite entre toro y torero que produce la desconexión de absolutamente todo espectador? El zangolotino Alarcón pudo engañar algo con su sosísimo primero, pero con el sexto, el mejor presentado y con un punto de castita, se descubrió su bisoñez en la primera serie y se le vino un mundo encima que no pudo levantar.

Lo otro mejor de hoy fue el segundo par de José Chacón al último de la tarde.

La sensación extraña que teníamos al empezar la tarde se hizo, extrañamente, paloma que caía en picado sobre las gentes del alto del 7 junto al 8. Otras épocas verían ahí algún augurio, pero a nosotros se nos vino a la cabeza un Hitchcock a la española o un desmayo prematuro de la naturaleza ante el arte de Morante del día después. Ya veremos.

domingo, 7 de mayo de 2023

Empieza San Isidro


"¡Baja tú, enterao, baja tú!"

En estos días de primavera, esa estación re-conocida por alumbrar una y otra vez la soberanía del Real Madrid en Europa, y en los que alborea la Feria de San Isidro, el periodismo taurino despunta y llena páginas y, de paso, sus bolsillos, con pigmaliones y pronósticos autocumplidos sobre el serial, mientras el aficionado, desinteresado de las adivinaciones periodísticas, aclara sus esperanzas y cavilaciones cuando un grito ciega su pensamiento, en estos días de primavera.

"¡Baja tú, enterao, baja tú!"

El aficionado se pregunta cuántas veces escuchará dicterio semejante durante la Feria de este año, y si será especialmente proferido cuando actúe Morante, por su rabo de Sevilla, Juli, por ser torero de Madrid (de San Blas), Roca, por sus pases del culito, Luque, porque así lo dictan los revistosos, o cuando destoree cualquier otro afín a los devaneos del taurinismo. No lo sabemos, no, ni nunca lo sabremos. Como "enterao", el aficionado sí sabe que cada tarde empieza con la lectura de la crónica del día anterior en Salmonetes, seguirá por Twitter y parará en algún bar de la calle Alcalá y sus aledaños. También conoce a quien se sentará a su lado en la plaza. Si no lo impide el consenso conyugal, J. no fallará ninguna tarde. Leo estará siempre y cuando no esté en el Metropolitano. E. y J. se turnarán con allegados y familiares en sus dos asientos. K. y A. son más volubles en su asistencia, sin llegar a no comparecer. Y otro A. vendrá seguro los días de lleno asegurado, porque lo que más le gusta es ver la plaza a rebosar. La afición sabe también que en la algarera plaza de Tetuán de las Victorias el paseíllo se daba envuelto en el humo del aceite de las fritangas, y que, al sentarse en la moderada plaza de hoy de Las Ventas, los actuantes comparecen en loor de gintonics. Por supuesto, es vox populi que por los bajos estará Luismi el Chatarrero acompañado de mujeres como oropeles que mirarán con codicia al personal de gañote que poblará el callejón al que se asomarán prismáticos desde los tendidos para matar el tedio de muchas tardes que adormecerá al espectador en el recuerdo de un momento dichoso o en el estrés de las tareas más mundanas del hogar o de labor, que la de Fuente Ymbro de este año sacará carbón, que es para Fandila, Leal y Valadez y que el Rosco dará la enhorabuena a Gallardo en su novillada. No lo sabe todo, no obstante, el aficionado, pues habrá de consultar continuamente la predicción meteorológica para adaptar su atuendo a las olas de calor sucesivas. Ya advierte Sloterdijk que es la meteorología y no la creatividad la que ha llegado al poder. Pero sí que sabe de otro tiempo el aficionado: que la corrida muere cuando la sombra cubre el reloj de la plaza y la tarde cae. Las Ventas, en San Isidro, es un gran reloj solar, que concilia el tiempo atmosférico y el metafísico.

"¡Baja tú, enterao, baja tú!"

Esas son cosas que el aficionado sabe y que sabe que no sabe, pero el aficionado, más que saber, lo que hace es esperar. Por ejemplo, se abandona en la esperanza naíf de sentarse en su trozo de piedra venteña con sus extremidades inferiores robustamente soportadas por un azulejado completo, con todas sus piezas blancas hexagonales. Que no haya toros mecánicos en los pasillos, ni que el más fotografiado sea el toro enano Chiquitín, en vez del pablorromero, son también esperanzas inocentes de la afición. Igualmente, una ilusión bisoña les lleva a esperar poder imponer su riguroso criterio sobre ese coro báquico indisciplinado y discordante que es el público de aluvión, así como a que cuando esté cayendo el último toro, por Dios, no esté sonando Nathy Peluso en la terraza del 7. Aunque si hay algo que el aficionado espera, por encima de todo, es al toro. Al toro-toro con sus cuernos íntegros, no de merengue, de esos confitados por la habilidad pastelera de un barbero, al toro con su verdadero carácter, no al fabricado para ser bobo, sin malicia y que se deja cortar las orejas, al toro con su casta y su fiereza, no al que, como al niño que, jugando, hace de toro, se le dice cómo tiene que embestir hasta lograr que sea el toro el que tenga miedo al torero. Los aficionados anhelan ver un toro tremendo, y no tremendismos. O tremendismos con un toro tremendo. Por eso, la corrida que más espera es la de los de Escolar con López Chaves, Robleño y Gómez del Pilar. Y sí, esperan a algunos matadores de toros, sí, hay cierta predilección por ciertos toreros que se ve, enseguida, ensombrecida por un favoritismo superior: el aficionado es del que lo hace, cuando lo hace. El que va lo ve, y el que no, no lo ve, es otra de las máximas. En esto de los toreros, incluso habrá alguno que espere, como el señor Esteban de Díaz-Cañabate, ser apoderado, para comprobar, aunque fuera por una sola vez en su chirle vida, que lo que le dice al torero, éste, lo aplica, y sale bien.

Y espera, el aficionado, muchas más cosas, como que lo diferente sea lo de siempre. Espera el milagro de ver torear y no tener que bajar él.

Tercer encierro de San Fermín 2025. Un toro bastardo

El destino de estos toros que debutaban hoy, esto es, para lo que los ha criado Álvaro Núñez , para lo que la Casa de Misericord...