jueves, 11 de mayo de 2023

II de San Isidro. La historia de Eutimio y el hundimiento de Madrid.


D. Eutimio Carracedo Pastor se despertaría, imagino, con nervios. "Vamos, Euti, cariño, lo vas a hacer fenomenal esta tarde", le diría su mujer, mientras pensaba en el vestido que daría fe de ello. Él, ahogando su donut en el café y haciéndole el boca a boca entre sus dedos pringaos, estaría convencido. Recibiría un WhatsApp de Simón Casas que leería en la pantalla churretosa de su móvil: "Lo de la manana arreglao ya. Pasan los 6. Y eta tarde, alegria, Euti, no me lo jodass después de lo de ayer". Eutimio se acordaría entonces de que eutimia (εúθυμία) significa buen estado de ánimo. No sabe por qué sus padres lo nombraron así (el 20 de enero es San Eutimio abad), y tampoco sabe que eutimia se encuentra en la taxonomía de las pasiones que realiza el discípulo de Aristóteles, Adrónicos de Rodas, para quien es "el gozo en el tiempo que pasa, y la ausencia de preocupaciones respecto de todo". ¡Cómo no iría a hacer honor a su propio nombre (y llevar la contraria nada menos que a un discípulo de Aristóteles y a Simón Casas)! Así que se iría despreocupado hacia la plaza. Todo el personal le saludaría y todo el mundo le miraría con ojos deseosos de orejas, hasta le parecería que los caballos de la policía montada que patrullan la explanada venteña le querrían decir algo, animarle, relincharle algún buen augurio. Saludaría al ganadero, a este ex-matador, al otro y a Talavante y a Nacho, a Florito, a Ana Rosa Quintana con Roberto Gómez. Coño, Abellán. "Sí, Miguel, ya me ha dicho Simón. Hombre, señor Garrido. Sí, no se preocupe, aquí estamos para que la gente se divierta y la diversión llena la plaza. Vaya éxito estos dos primeros días, enhorabuena. Ah, y gracias por las del callejón para el lunes". Su mujer: "Euti, menuda presión, ¿no?". Qué dirá ella de presión, se diría Eutimio, como si no supiera cómo se consiguen las cosas y se olvidara de que está casada con un policía. Pensaría Eutimio: "Ay, los valores de nuestro lema: servicio (al que manda), dignidad (la que dibuja Milhouse), entrega (de sobres y condecoraciones) y lealtad (al mejor postor). Y diría; "¿Qué tal, Briceño, han recibido los mulilleros lo suyo? Me ha dicho nosequé el rehiletero ese. Ah, perfecto, pues vamos al lío". De buen ánimo, Eutimio se sentaría en su palco y, a partir de aquí, su historia ya no sería condicional y se haría presente.

Eutimio concede una oreja a Pufo y ese destoreo suyo tan cantado por el régimen, otorga dos ridículos apéndices a de Justo por un natural, un trincherazo y media serie de derechazos, rematado todo con una estocada caída, y premia con vuelta al ruedo a un torito ideal para el neo-toreo al que nadie se la pidió y que se fue a morir a tablas. Quizá lo más doloroso para la afición sea esto último, la vuelta al ruedo a Valentón de Garcigrande, cinqueño, negro listón de 523 kilos, que se mofa de aquellos otros grandes toros a los que se les pidió la vuelta al ruedo y no se les concedió tal y merecido honor, como Capitán de Hernández Pla, Zahonero de Miura o Camarín de Ibán. Conste aquí que Eutimio es, en su descarga, un lacayo, leal colaborador en la banalización del mal que lleva a cabo un régimen tauro-político absolutamente pérfido.

Así, bajo la presidencia de D. Eutimio Carracedo Pastor, la tarde del 11 de mayo de 2023, con seis toritos impresentables y supercomerciales de Garcigrande, y con Morante, de Justo y Rufo en el cartel, se mancilla como pocos recuerdan la historia de la plaza de Madrid, que es la de todos aquellos toreros que han derramado sudor y sangre para triunfar y fracasar, y la todos esos aficionados que han invertido tiempo y dinero para otorgarla un carácter. Cunde la sensación del hundimiento de Las Ventas en una fatal senda de triunfalismo. A Madrid se le está arrebatando su idiosincrasia, ¡defendámonos!

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