Visto el desatino de los poderosos meteorólogos (ya advierte Sloterdijk que es la meteorología y no la creatividad la que ha llegado al poder), nos fiaremos más de la experiencia y, por tanto, de que cuando Perera, llueve. Jornada sin Perera, de sábado y de reflexión en Las Ventas, Kapital del toreo, que recibe a los actuantes en loor de gintonics y con la discoteca abierta al finalizar el festejo para que la juventud calibre con cubalibres el sentido de su voto. La declaración de Las Ventas como espacio "únicamente taurino" la ha convertido en la mejor discoteca de Madrid. Cuando un cubata vale tanto o más que muchas entradas, el negocio no está en el toro.
Siete toros de El Pilar y uno del Conde de Mayalde, todos yendo mejor a derechas, para el que quisiera ver y emocionarse con un posible adelanto de lo de mañana. Los Pilares muy estrechos, mal presentados, salvo el largo, alto y hondo primero de 600 kilos, y en colapso, derrumbándose sobre la arena. "Los Pilares por la tierra", sentenciaba acertadamente en Twitter el aficionado Óscar Escribano. El de Finat, justo de fuerzas, pero complicado y con emoción.
La tarde de 2 horas y 37 minutos realmente duró hasta que arrastraron al de Mayalde. Nada en cuarto, quinto y sexto. Ocho tercios de varas sin interés. Los seis de Dolores Aguirre hoy en Vic han recibido 23 puyazos.
Urdiales dio las verónicas de la Feria a 600 kilos de un Pilar tan alto como él, pero blando. Todas a derechas. Como una descarga de kilos cada lance. Parecía que centraba al basto animal desde la derecha, como lo que pretendió hacer Rivera con el electorado de Rajoy, pero que éste ya había hecho. En la muleta, el toro se fue descomponiendo y quedándose corto en, o por, las manos de Urdiales. Queda la sensación de que el matador no entendió al toro, que siguió igual de alto hasta que lo mató de estocada delantera.
Aguado quitó por verónicas al de Urdiales y al primero suyo, despegadillo, al que remató tras un desplome del Pilar con una media interminable, también a derechas. El lentísimo lance al semi-inválido dará para aún más eternos panegíricos de revistosos y taurineo. Aguado derramó agua de su vaso sobre la muleta y, tras un inicio naturalmente preciosista, se acomodó con el Pilar venido abajo. Mató mal en su última tarde de feria.
De Manuel quitó también por verónicas de orgullo al de Aguado, sin lucimiento. El de Mayalde, tercero tris, le prendió feamente en su inicio muletero de rodillas. Se levantó, le miraron y volvió, entregado y valiente con series estimables por el derecho. En un episodio repleto de valor, técnica y mérito, se la jugó ayudado por el complicado pitón izquierdo, y logró que el toro repitiera en dos emocionantes naturales. Mató de gran estocada y dio una vuelta al ruedo.
Juan Carlos Rey puso dos señores pares de banderillas al sexto Pilar, de 630 kilos, el más pesado de la Feria.
¿Qué hubiera sido de la carrera de Urdiales con sólo la mitad del pundonor de de Manuel?
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