lunes, 14 de julio de 2025

Octavo encierro de San Fermín 2025. ¿A?

Miura, de la A con asas a la A entre interrogantes.

¿Dónde están los toros que pesaban más de setecientos kilos, pero que en las páginas de Diario de Navarra aparecían como de seiscientos noventa y seis, siete o nueve para no generar alarma social? ¿Dónde están los burracos, como Ermitaño, los sardos y los salineros, como Olivito, dónde la riqueza de capas, dónde los pelajes históricos? ¿Dónde están esos lomos que navegaban por encima de los de los bueyes y que no tenían un horizonte que los recortara? ¿Dónde está esa forma de correr despiadada, que era ver avanzar el deseo de ser más rápido que la muerte, queriendo adelantarla para llegar antes a la plaza? ¿Dónde está Chirrino? ¿Dónde están los miuras?

domingo, 13 de julio de 2025

Algo rápido sobre la fotografía de Rafaelillo y el de Escolar en Pamplona


Ésa es la magnífica fotografía, de autor desconocido, que retrata un momento de la corrida del 12 de julio de 2025 en la Plaza de Toros Monumental de Pamplona.

En primer plano, abajo a la izquierda, como sostenido por el propio final de la imagen, un toro de Escolar arrodillado, con la boca cerrada, el estoque clavado hasta lo más dentro, y desenfocado, porque está ahí, pero pronto dejará de estarlo. Mira hacia fuera el animal e imaginamos al puntillero acercándose a él, en una bellísima elipsis de la esencia de la Fiesta: el espectáculo donde se debe sentir la Muerte, siempre, aunque no se vea.

A la derecha, a media altura, una mancha negra vertical, deshecha por abajo en unos pliegues rosas que se salen del cuadro. Un subalterno exhausto, derrotado, vencido hacia delante, con una mano apoyada en cada muslo, y que sostiene todavía con la derecha su capote. Sigue aferrado a él, dispuesto a sacudirlo en un acto reflejo para ahuyentar el peligro. Una vida para siempre ya en alerta, en la que reconocemos al Capitán Willard en el hotel despertándose para matar moscas u oyendo, quijotescamente, helicópteros del Viet Cong en las taladradoras de una calle estadounidense.

Las tablas rojas, rojísimas, del burladero cruzan la parte central de lado a lado y, sobre ellas y encima del estribo, en el centro de la imagen, el blanco y el rojo, de San Fermín, y de la camisa ensangrentada de Rafaelillo. España se desangra, se va perdiendo a través de toreros así. Solo, lleva también aún la muleta en su mano izquierda, llora al cielo, como esa figura del Guernica, y comprendemos la lucha a vida a muerte que ha debido tener con ese diablo borroso. Un lamento en el que grita la tauromaquia heroica, la original, la de Frascuelo que, con el estómago y tres costillas rotas, se volvió a arrojar sobre el morrillo de Peluquero para matarlo de un estocada hasta las cintas y contraria*.

Cabezas, bustos más bien, flotan sobre el torero, mirándolo fijamente, como el banderillero Iván García, de manera piadosa, o Robleño, como viéndose a sí mismo. Cómo debe ser reconocerse nítidamente, sin reflejos, máculas o dudas, en el otro. Humano, demasiado humano. Todos nos vemos, nos aparecemos, en las miradas de esos bustos flotantes, que es lo que debe ver un matador desde el ruedo, filas y filas de ellos, en los que estamos todos y cada uno de los públicos, desde el que no quiere mirar, hasta los que lo miran a través de una lente o una pantalla.

Y, por último, la mano. El brazo desnudo que cae en perpendicular desde lo alto del burladero sobre el hombro del torero. La mano que somos todos, Rafael, dándote alivio, consuelo, calor y sintiendo aquello que los españoles hemos sido, hoy que somos mayoritariamente algo entre Santos Cerdán y Lamine Yamal, y lo que debemos luchar por seguir siendo, pese al sangrado.

Una corrida y todo el planeta de los toros dentro de una fotografía, desbordándola. Qué película habría hecho Serra con imágenes de esa tarde.

*Luego se supo que Rafaelillo mató a ese toro de Escolar con ocho costillas rotas y un neumotórax.

Séptimo encierro de San Fermín 2025. Desangrarse

Un toro negro de La Palmosilla metía riñones a la altura de donde el Santo y salía propulsado como si al sentir la presencia de lo divino, un espíritu demoníaco lo arrojara a una huida hacia delante sin más fin que hacer el mal. Como un rayo negro que oscurecía la calle y acaparaba el espacio a su alrededor, se encontró con un blanco a tiro y no dudó: arqueó el cuello, lo empitonó con el izquierdo y lanzó al aire al hombre que seguramente sintió, más que volar, que caía, se desangraba, en el vacío más impenetrable, ese de la propia existencia. Si Heidegger, como Hemingway, hubiera conocido la Fiesta, quizá habría visto al toro como al animal-para-la-muerte. Tras el mal hecho, volvía el toro como si nada a la manada y volvería más adelante a haber más corneados, pero ya no por un instinto malicioso de los animales, sino por la inevitabilidad del choque entre cuerpos que van a distinta velocidad y ocupan un mismo espacio. Los españoles se desangran por salvarse este fin de semana de julio, en Torre-Pacheco y en las calles y la plaza de toros de Pamplona (honor a Rafaelillo, Robleño y Juan de Castilla y a los toros de Escolar).

sábado, 12 de julio de 2025

Sexto encierro de San Fermín 2025. Un encierro de toros sólo en la plaza

Era un encierro más para el espectador y, seguramente, el mejor para el corredor. Los toros de Escolar mandando, estirados, con huecos, menos velocidad y dejándose sin decir ni , como los demás, estar rondando por las orejas, sobando los hijares, palmeando sus costillares o agarrando sus pitones. Era ver al toro rodeado y sobado por hombres sudorosos, excitados, rebosantes de adrenalina, ahogado en un mar de testosterona, con todo permitido, nada que consentirse, y filmado por las cámaras estatales, esto es, gubernamentales, y la mente se iba a la Sauna Adán. Ahora bien, no es lo mismo llevar detrás a uno de Pichorronco, girar el cuello y ver en esos vivísimos ojos toda una vida, la propia, que pende en esos instantes de que no se le ocurra estirar el cuello y lanzar la cornada, que correr delante de una de las horrendas lindezas de Álvaro Núñez, con esa carita de no haberse peleado en su vida y una mirada de súplica por acabar con una existencia producto de décadas de artimañas eugenésicas a contra natura. Decíamos, era un encierro más hasta pisar el ruedo. Allí, dos toros hacían por vez primera cosas de toros, se distraían, reconocían la plaza y descubrían la insignificancia del hombre, aún en masa. Se enfrentaba uno de ellos a la muralla humana, cara a caras, decidía ignorarla (ya tiene suficiente el guiri con la socialdemocracia, pensaría) y volvía hacia el callejón, llevándose a su paso a tres o cuatro hombres que salían despedidos como peleles. Otro toro, mientras, se orientaba al ver un capote que se tenía que soltar para tomar el olivo, oteaba las tablas y se lanzaba a embestir rabiosamente a un ramillete de piernas colgando, algunas, con el tobillo al aire (de aquí sale otra novela de González Pons), como si estuviera entrenando su acierto, su puntería cornúpeta, hasta que otro capote lo encerraba definitivamente. Terminaba así un encierro de toros que lo había sido sólo en la plaza.

viernes, 11 de julio de 2025

Quinto encierro de San Fermín 2025. Bueyes


Hace seis años un grupo de mozos escenificó una sentada como protesta por la tiranía que imponían los bueyes al correr el encierro. Por la tiranía, régimen político en el que la voluntad del tirano es ley, de Sánchez ha habido sentadas en los sofás de los hogares españoles aplaudiendo a Vallés. Ahora que, como hoy los Jandilla, los toros adelantan a los bueyes e imitan su comportamiento, anulando la distinción entre manso y bravo, ¿por qué los corredores no se sientan de nuevo a quejarse de que les dan gato por liebre, buey por toro? La razón parece obvia. Hay que mantener el ardid, el simulacro. Igual que los matadores, los corredores saben que si denunciaran la farsa en la que se ha convertido el encierro sería suicidarse. El riesgo, está claro, ya no está en la cornada, pero no están por la labor de arrojar sus únicas opciones de fama efímera contra las paredes de Estafeta, ni de pasar el mono de su adicción a la violencia, ni de abandonar, siquiera momentáneamente, el carácter devenido manso del español. Toros mansos, españoles igual. Una España de bueyes.

“Nunca medraron los bueyes

en los páramos de España.”

jueves, 10 de julio de 2025

Cuarto encierro de San Fermín 2025. Nada... o mucho

¡Pum! Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada Nada ¡Pum!

Dos cohetes y, entre medias, dos minutos y 19 segundos de nada. Pero la nada dice mucho.


¿Va a salir hoy también D. Álvaro Núñez o D. Victoriano del Río a salvar verdaderamente la tauromaquia y confesar en prime time las terapias eugenésicas que han aplicado al toro de lidia, base de la fiesta, hasta restarle todo su carácter, cortar su integridad y convertirlo en la memez mórbida con cuernos de merengue que ha corrido hoy, y que facilita que un guiri pueda colgar junto a la tabla de coffees del Starbucks de Milwaukee en el que trabaja una fotografía entre los dos pitones de un toro que ya quisiera tener una parecida Julián “El Poderoso”?


¿Va alguien a tirar abajo el telón de una vez?

miércoles, 9 de julio de 2025

Tercer encierro de San Fermín 2025. Un toro bastardo

El destino de estos toros que debutaban hoy, esto es, para lo que los ha criado Álvaro Núñez, para lo que la Casa de Misericordia los ha contratado como estrellas, y por lo que el Ayuntamiento bildutarra de Pamplona los consiente en las calles, era poner toda su carita de buenos y correr y correr como lo hacen nuestros patócratas del micrófono de Vito Quiles, para llegar a la plaza cuanto antes y descansar y descansar en los corrales, a fin de que esta tarde ofrezcan toda su bobería y todas las facilidades para el triunfo de los matadores ante unos tendidos alcoholizados. Pero, ¡ay, lo imprevisible!, en estas un toro castaño ha decidido, creemos que involuntariamente, romper con su filiación ovejil y cometer el herético error de hacer caso a su carácter y salirse de la manada a descubrir su naturaleza, a encontrarse con lo que debía ser. Se salía tras la curva, hacia su derecha, el cuello como un arco, derrotando al aire, buscando con la punta de su pitón la carne de torsos que empujaba con su testuz, hasta perforar y liarse una camiseta de un mozo que era arrastrado varios metros. Un toro bastardo. Cómo se le podía haber ocurrido seguir su instinto, si está educado para arrinconarlo en lo más hondo de sus dídimos. Cómo osaba destacarse del rebaño y abrir páginas de papel y de bits, si las portadas son para que el encierro pierda su esencia exhibiendo la identidad de corredores triunfalistas. Cómo sería la bronca interna que se daría el ganadero, que tiene de foto de portada en su perfil de X una con Manzanares cuando el indulto de la bobosa de Arrojado en Sevilla. Qué deshonor de toro, qué poco respeto a la herencia adquirida. Qué poco le habrá gustado a Morante de la Puebla. Si lo único que se esperaba de él es lo que han hecho sus hermanos, correr, caerse y levantarse para seguir corriendo como un buey más. Con esto y lo de ayer, no vamos a poder con tanta emoción. Caminante hizo de Pompadour: “¡Après nous, le déluge!”. Por favor, que los Domecq que vienen nos devuelvan al tedio, a ver si se nos va a derramar el café sobre la fotografía de la ya ministrable Cayetana en el periódico.

martes, 8 de julio de 2025

Segundo encierro de San Fermín 2025. "Caminante", un toro de lidia

Su nombre es “Caminante”, de Cebada Gago. “Caminante” se cayó cerca de la Bajada de Javier y todo cambió. Se desplomaban contra el adoquín julios y julios de tedio, kilos y kilos de previsibilidad, de simulaciones, de mojigangas, de locuciones detestables, de vestimentas estridentes, de rostros que debían seguir en el anonimato, de músculos prefabricados, de cuerpos llenos de miocitos y escasos de talento, de carreras dopadas, manipuladas para lograr la corrección política y evitar caer en el anacronismo; caía “Caminante” y colapsaba toda una política perversa que va del antideslizante y los correderos, hasta Bolaños, el reponedor, actuando de ministro. Se caía la decadencia y se levantaba el toro. ¡Por fin! El toro en Pamplona, en San Fermín, la Feria del Toro. Y, con él, se alzaban muchos otros, Ermitaño, Olivito, Marismeño, el riesgo, el peligro, la emoción y se levantaba hasta el pasado. Era ser uno de los primeros hombres y ver nacer y erguirse a una montaña. Nos sentíamos primitivos, originales. “Caminante”, negro, con más verdad en sus 2 puntas que en todos los 47 años de democracia-que-nos-dimos-entre-todos, empezó entonces a hacer todo eso que hace honor a su raza, la del toro de lidia, esa que da sentido a toda esta fiesta y por la que Frascuelo dijo: “los toros dan cornadas porque no pueden dar otra cosa; para evitarlo, no hay más que huir o cortarse la coleta”. Casi todos huían hoy y, los que no, aparecían como héroes, orgullo de lo popular. Altanero, hacía caso de los estímulos que le ofrecían los corredores igual que no hacía caso y se distraía, estiraba el rabo, luego el cuello y su testuz arrastraba cuerpos, a otros los estampaba, se giraba a un lado, y al otro remataba contra esa mezcla de carne humana y madera que hace de valla, arreaba como un maldito rayo hacia delante, y hacia atrás provocaba estampidas. Hacía lo que su voluntad, su instinto salvaje le dictaba, y no lo que los ratimagos de unos ganaderos bastardos han introducido en la genética de este animal. Embestía a un buey, volteaba a un hombre, a otro y acometía contra una masa de gente a la que devolvía a su naturaleza de hace un siglo, la que describió Canetti: “de repente, todo se llena de hombres”, hasta que un toro lo vacía. Llegaba a la plaza y muchos capotes lo recogieron. Uno piensa en Borja Sémper y sus pinreles y en este toro y comprende todo nuestro problema. En la España de Santos Cerdán, se levantaba “Caminante”, un toro de lidia.


lunes, 7 de julio de 2025

Primer encierro de San Fermín 2025. "¡Se han caído los toros!"

“¡Se han caído los toros!”. Esa es la noticia. Han pasado los de Gallardo, los FuenteYmbro, por las calles de Pamplona y eso es lo más notorio que han dejado, algunos pelos y babas de sus leñazos contra el adoquín. Ahí habrán quedado para que algún influencer guiri se grabe oliéndolos en un reel de viralidad moderada que aparecerá, fugazmente, en el feed del pamplonica que hojea el móvil en su cama sudando el resacón del día 6. Unas hebras de queratina que darán para llenar de imágenes multiculturales y multicolor los diarios y telediarios estatales, autonómicos y locales, para glosar la experiencia del corredor medio y mediocre que la contará como la mayor epopeya de la Nación desde que Feijoo se autoproclamó vencedor, y para que el alcalde bilduetarra, Asirón, siga presumiendo de antitaurinismo con toda su caraza de cateto fotografiada en la plaza de toros. Todo eso se expondrá, como de mentirijilla, pero la verdad es que un encierro como el de hoy es el exponente sin par de la decadencia de una tauromaquia heroica, que acabó con el Guerra, a esta tauromaquia artística, en la que el arte no está en lidiar toros, sino en engañar al público. Todo es una simulación, el toro aparenta serlo, el riesgo está teledirigido por una retransmisión detestable, y la emoción falseada. Hay triunfalismo también en el encierro, cómo no, coleccionando ese otro tipo de despojos que son las imágenes. Corre el mismo peligro la integridad física de los corredores en Estafeta que la de los manifestantes frente al centro de menas en Alcalá de Henares. El riesgo hoy en España está verdaderamente en correr delante de los policías del régimen político y no de los toros del régimen taurino. 

Morante y Zabala

Zabala de la Serna parece ser el ungido por Morante de La Puebla para hacer de su cuento un nuevo " Juan Belmonte , matad...