Sobre la base del párrafo más famoso de Ortega, podemos esbozar una descripción fundamental del comúnmente conocido como "régimen taurino", "tauromaquia oficial", o, no tan comúnmente, "caniarquía" (régimen en el que el poder está en manos de perros -canis- y perritoros):
La Tauromaquia oficial consiste, pues, en una especie de empresarios y ganaderos fantasmas que defienden los fantasmas de unos toreros y que, apoyados por las sombras de unos periódicos, hacen marchar unos toros de alucinación.
¿Por qué?
¿Por qué se ha hecho de los toros el único espectáculo en el que se insulta y se desprecia al que paga?
¿Por qué Amón?
¿Por qué Zabala?
¿Por qué Domínguez?
¿Por qué, Roberto Gómez?
¿Por qué se rechaza lo minoritario en la tiranía de las minorías?
A la vez, ¿por qué la evolución de la tauromaquia tiene que ser tal como para que quepa en las súpercivilizadas cocorotas de los Sémper o Bustos?
¿Por qué la tauromaquia sigue un isomorfismo institucional y se estataliza al modo de un partido politico, de una empresa del Ibex o de un periódico subvencionado? ¿Puede algo en nuestro Estado de partidos escapar a la ideología?
¿Por qué se fuerza en los toros la propagación, como de un virus, de la moda de lo políticamente correcto?
¿Por qué lo correcto y, por tanto, lo verdadero es desmayarse de oficio con la labor de albañilería de Julián de San Blas?
¿Por qué se promueve la espectacularización de la tauromaquia? Es decir, ¿por qué tiene el mismo valor la reproducción en el móvil de la imagen de una faena en Olivenza que ver algo y llorar en Las Ventas?
¿Por qué Madrid tiene que dejar de ser Madrid para ser Sevilla, cuando ya ni Sevilla es lo que era, aunque nadie se queje?
¿Por qué se fomenta una desnortada ebriedad y se castiga la sobria exigencia?
¿Por qué no se puede protestar lo que está mal, cuando está mal hecho?
¿Por qué quieren decirnos qué protestar, cuándo y cómo? ¿Por qué se tolera la palmada por inercia y se deslegitima la queja legítima?
¿Por qué hemos de tragar con los inválidos, los tejemanejes veterinarios, las corruptelas presidenciales y empresariales, y con gerentes politicastros e insolventes?
¿Por qué realizar el tercio de varas como si fuera un trámite que, en un momento dado, podría incluso simplificarse o hasta suprimirse?
¿Por qué obligar al consumo de un mono-encaste, de unos Juampedros de cruces bastardos que resultan en descaste, sostenibilidad y tedio?
¿Por qué los carteles parecen los de una residencia de mayores, con gerontócratas que ejercen un "poder gris" y taponan las aspiraciones de toreros de veinticinco?
¿Por qué cantar como gestas las aventurillas de unas figuritas de mazapán frente a bóvidos de merengue?
¿Por qué la mayoría de la prensa actúa como flabelífera y acrítica para con ese régimen?
¿Por qué, en tiempos de factcheckerismo, no hay un Newtral para las noticias taurinas?
¿Por qué en el planeta taurino el clima habitual es de desinformación y nadie, absolutamente nadie habla de la necesidad de un cambio atmosférico?
¿Por qué el reloj de las faenas corre más para unos que para otros, por qué las mulillas corren menos para unos que para otros, por qué el pañuelo verde tarda menos en salir para unos que para otros, y por qué, entonces, los presidentes no son independientes?
¿Por qué los presidentes de Las Ventas no llevan el pin de la Agenda 2030 cuando su única motivación es la sostenibilidad del toro y de su silla?
¿Por qué el callejón se abarrota mientras calvea la andanada regada con abonos regalados?
¿Por qué se vocean bieeeenes en vez de olés? ¿Será un eufemismo de la conciencia de los proclamadores intentando ocultar con un bien lo que está mal?
¿Por qué cubrir Las Ventas y descubrir que sin aire tampoco se torea?
¿Por qué se antepone la nobleza a la bravura, la bobaliconería a la listeza? ¿Cuándo el español ha querido ser antes Ombú que Cazarrata?
¿Por qué lo cursi es el tatuaje de todo lo taurino?
¿Por qué, en la actual guerra de lo ligero contra lo pesado, gana lo primero en una cosa tan grave como esta de los toros que va de lo más pesado que hay, la muerte?
¿Por qué el cuatreño antes que el cinqueño? ¿Para cuándo el holograma del toro antes que el animal vivito y coleando?
¿Por qué se consiente y defiende el afeitado de los pitones? Qué será lo próximo, ¿la no-muerte del no-toro?
¿Por qué la plaza de toros de Madrid tiene que reformarse como discoteca, botellódromo o nido procreador en el que Almeida o las nuevas generaciones encuentren o enseñen a su media naranja?
¿Por qué gintonics sí, y pancartas no?
¿Por qué determinar la hegemonía de una h-estética sobre la Ética de los toros?
¿Por qué hacer de los toros un continente sin contenido?
¿Por qué pontificar la mentira y demonizar la verdad?
¿Por qué hemos de tragar con una pseudotauromaquia de pseudotoros?
Y como aficionados, ¿por qué nos emperramos en que se aplique lo de parar, mandar, templar y cargar la suerte a un toro que ya está parado, templado, podido y embobado?