Con esta leyenda de quitar el sueño se presentan los seis jandillas de hoy, leñosos y cortitos, con cinco negros y un castaño (todavía no hemos visto una carrera con los seis toros negros), y que serán lidiados por la tarde por Ferrera, Juli y Cayetano, en un sanferminero, por describirlo de alguna manera, cartel.
El encierro de hoy es todo lo contrario a lo dicho anteriormente. Carrera anodina y veloz, de toros sin personalidad y nobilísimos, que han ido hermanados con los bueyes como si fueran tales hasta la curva con Estafeta, tras una bella entrada con cuatro por delante, a partir de donde se han estirado permitiendo el lucimiento de los corredores. En El Mundo hoy podrán decir que es un encierro de los 90 o de los 20, por qué no, de esos primeros que vio Hemingway, pero la realidad es que es un encierro que podría no haber sucedido, porque nada ha acontecido más que un sprint de seis bueyes con cencerro y otros seis sin él que consienten al hombre casi hasta subirse encima de ellos, hacerse un selfie o tomarse un almuercico pamplonés en su cara.
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