Jueves, 13 de julio, toros de Victoriano del Río, primer encierro con todos los toros negros, aunque con accidentes, de presencia demasiado agradable y de pitones sospechosos (de nuevo, con Roca Rey en el cartel). No deseamos ser conspiranoicos, pero cuando sube el peruano al cartel, como en la de Cuvillo, baja el toro. El elemento común, el "pegamento", que diría Pedro Sánchez, de las dos tardes en las que el toro de Pamplona, de la Feria del Toro, ha estado más alejado de serlo, son en las que ha estado el apoderado por Roberto Domínguez. Hoy, junto a Emilio de Justo y Tomás Rufo. Ayer, Juli, junto a Cayetano, triunfó y salió por la puerta del encierro, engordando la lista de éxitos julianos en todas partes, menos en Madrid, donde seguirá Plaza 1 haciendo todo lo posible para que supere las Puertas Grandes de Pepe Nelo: una.
Encierro futurista y mcdonalizado, esto es, de consumo rápido y fácilmente mercantilizable, publicitable, espectacularizado, apto para todos los estómagos (toros de carril, con la sola intención de guardarse cuanto antes en los corrales y seguir tumbados hasta los correteos a los que les sometan esta tarde los neo-toreros), comprometido con la sostenibilidad (un toro sosteniendo con el cuerno a un asiático) y de sabor edulcorado, atenuado, sin esencia, megaproducido, artificial, lejos de lo natural. Un buey abriendo y mandando, metáfora de España, con muchos españoles caídos a los lados y arrollados por el manso. Un coñazo.
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