"Lenguas y poses"
Imagino las casas de Ortega y Aguado sin espejos y, en su lugar, pantallas sobre las que se proyectan continuamente sus greatest hits, sus masterpieces, sus CVs para ARCO. Las imagino como la casa de la Naranja Mecánica, pero con tiestos colgando de las paredes y por las escaleras. Sólo ven a su ombligo. Hoy, ha jugado su último partido en el Santiago Bernabéu Luka Modrić, posiblemente el mejor mediocentro de la historia. Y estos dos artistas sin espejos en los que mirarse, podrían mirar al croata, un tipo con un "agonismo de duende", según Hughes, portador de un talento supremo y de un pundonor inagotable. Ortega y Aguado tienen lo innato, pero optan por la lengua del toro como musa, cuando habría de ser su inspiración la suya propia, su propia extenuación, su mismo sudor cayendo por las arrugas de esas frentes creadoras ante un toro digno de tal nombre. ¿Qué tipo de arte nace de lo mortecino? Alguno que compre algún psicópata de la progrez en el MoMa, pero está claro que Madrid no lo compra (o sí, si se sustituye a la afición por el gintonerío, otro tipo de psicopatía).
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