lunes, 24 de junio de 2024

El cartel de "(An)toñete"

(Fotografía de la ACT Chenel y Oro)

En la enésima lisarnasiada programada por Plaza 1, segunda corrida de toros tras el fin del ciclo isidril de 2024, triunfal en número de asistentes y huero de cosas para el recuerdo, aparecía abandonado sobre una barandilla del tendido 8 bajo un cartel con regusto (o reflujo) a la movida madrileña de los fabricados para la anterior corrida lidiada hacía justo una semana. Ese festejo que se hacía in memoriam de Antoñete, y que resultó en una in oblivione de todo lo bueno que legó el maestro, una herencia que cuida más el aficionado (que busca la emoción de lo verdadero) que el profesional (más afín al triunfo y la treta), pudiendo decir que Chenel ha sido más un espejo de aficionados que de toreros.

Tras siete días, los mismos que alumbraron la Creación, y muchos menos que los percibidos en cada faenar tedioso y juliano de los Pereras, Castellas o Talavantes, el cartel ahí permanecía, de espaldas al ruedo, mirando al tendido, como esos porteros simonianos que son afables con el hombre-pegado-a-un-gintonic que se mea encima y suspicaces con el que protesta. Ahí estaba, con el nombre del homenajeado amputado, sin la primera sílaba, quedándose como "Toñete", que bien podría pensar el matador Antonio Catalán Palazón que qué habría hecho él en su corta carrera para merecer tal homenaje. También se puede pensar en que si hubiera sido hace un año, con la In Memoriam Yiyo, la mutilación dejaría un "Yo" en el letrero, y quizá sería algo más acorde al ego del gestor intelectual de la plaza.

La cosa es que ese cartel, abandonado desde hacía una semana, aletargado en una barandilla, de espaldas a la arena, y con el nombre mutilado del torero de Madrid más recordado, estaba ahí gritándolo todo sobre la gestión irrespetuosa con el toro, la afición y la liturgia taurómaca de Domb y Garrido en Las Ventas para aquella alma que quisiera escucharlo de las 7.445 que penaron por la piedra venteña un 23 de junio.

Una gestión de Plaza 1, bajo la responsabilidad de la Comunidad de Madrid, que ha hecho de la Monumental ideada por Gallito una plaza Liberal en su ánimo y Liberalizada en sus precios (La Plaza de Toros Liberal de Las Ventas); que, por mor del poderoso caballero que decía Quevedo, ha convertido una plaza de temporada en la mejor discoteca de feria de Madrid; que descuida la conservación de un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural mientras atiende con celo a cuitas de politicrastos por conservar el Premio Nacional de Tauromaquia, pero en formato autonómico; y que, sobre todo, se despreocupa de lo que acontezca en el ruedo, ya sea bueno o malo, para centrarse en promocionar unos tendidos colmatados de público profano que atraigan a sus bebederos a más y más taurinos a vivir la "experiencia" cool y underground de los "toros" en Madrid. Cénate Las Ventas. Y es que, como dijo Borges:

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

En lo que le falta a ese cartel de "(An)toñete" está todo el respeto que no tiene Plaza 1 a la Fiesta de los toros. Una desfachatez permitida y celebrada por la Comunidad Autónoma de Madrid, última responsable de Las Ventas. Ah, y en Otoño, otra lisarnasiada, por favor.

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