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La transparencia dombiana |
Si con la primera decisión de Schz como presidente, queda claro que mandaba su mujer, Begoña, parece que quien hoy decide en Las Ventas es Domb. Había que cambiar el colchón de Rajoy y Viri (category: mature), que Pdro y Bego llegaban para quedarse y dejar su marca, aun fuera como la de Homer Simpson en su sofá. Por su parte, Domb decide también sacudir el colchón venteño y de él se cae el Juli. Julián de San Blas no viene a San Isidro ´19.
"¡Gracias!". La afición de Madrid lo festeja. Pero Madrid sin Juli, no es lo mismo que Juli sin Madrid. Porque Madrid, desde hace mucho, ya no es Madrid. Y el bombo de Domb así lo demuestra. Con el dombombo ha llegado al taurineo la "transparencia" (que no obstante se seguirá echando en falta en lo relativo a los reconocimientos veterinarios). Gustavo Bueno ya en el ´15 le dijo a Hughes que por qué hay que ser transparente, si "la opacidad es una condición necesaria de todos los animales en la lucha por la vida". La falta de opacidad de Domb con su bombo enseña su condición avara, y su enfrentamiento con los autodenominados "figuras". A la caída de Juli del colchón pueden seguir las de Morante y Manzanares. Está por ver en esa lucha si finalmente gana el "transparente" o los "opacos". Pero el bombo, sobre todo, enseña lo poco que cuenta ya Madrid para la confección de la temporada taurina y para alcanzar y mantener la condición de figura.
Madrid sin Juli puede ser un remanso para la afición en mitad del episodio isidril, pues nos libran de su destoreo y los revistosos pierden el argumento de la "manía" a Juli para deslegitimar las protestas de los espectadores. Pero Juli sin Madrid, gracias al bombo, hace transparente, en la línea de lo que Chydenius estableció sobre la transparencia en la Ley de Libertad de Prensa sueca de 1766, su afán de control empresarial y su empresa de control ilustrado de la afición. Ni Juli ni Domb, por el momento, necesitan a Madrid.
Bego consideraba que sobre el antiguo colchón tan solo dormía un presidente. Bego necesitaba un colchón para aquel poder ejecutivo que quiso ser una vez un poder único (cuando Schz corrigió al Supremo: "habló el poder judicial y ahora habla el ejecutivo"). En Las Ventas Domb prepara una acumulación de poder similar: "yo sé qué es lo quiere Madrid, cállenme a Madrid".
La afición-comunidad imaginada de Domb, utilizando el término de Benedict Anderson, es gintonic, emoción restringida al bombo y dinero sin reclamación.
¿Para qué cambiar el colchón? Para que nada cambie. Total, el pueblo no sabe de política ni la afición de toros. Estos franquistas...